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Hepatitis vs Ganoderma


El hígado es el órgano interno más grande del cuerpo humano y cumple un papel fundamental en la regulación de sus funciones orgánicas.

Prácticamente, se encarga del 12% del control del metabolismo total. Realiza funciones químicas vitales, como el procesado de nutrientes, la transformación de desechos y sustancias nocivas y la síntesis de proteínas, azúcares, grasas y bilis.

A pesar de que este órgano tiene una gran capacidad de regeneración, la acumulación de estrés, el abuso continuado de alcohol, tabaco, drogas o los virus, hacen que esta capacidad se pierda y se produzcan lesiones permanentes.

En los países desarrollados, una de las principales causas que originan los trastornos hepáticos, es el excesivo consumo de alcohol.

Cuando el abuso de alcohol persiste de forma prolongada, se produce una acumulación anormal de grasa en las células hepáticas (hígado graso) que provoca la hepatitis alcohólica. Esta inflamación aguda de las células hepáticas deteriora el mecanismo del hígado. Además del alcohol, ciertos virus atacan las células hepáticas e inflaman el hígado provocando la hepatitis vírica.
Tanto el alcohol como las infecciones virales, pueden causar a medio-largo plazo enfermedades crónicas como la cirrosis, donde el daño causado al hígado puede ser irreversible.

El Ganoderma restaura y normaliza el funcionamiento de las células dañadas (actúa como regenerador hepático.) Acelera la descomposición del alcohol. Evita oxidaciones producidas por sustancias tóxicas.


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